Malaga CF

«Con esa final empezó algo grande»

Antonio Álamo, Alfonso Reyes, Dani Romero, Javier Imbroda, Sergei Babkov, Manel Bosch y Nacho Rodríguez, ayer.
Antonio Álamo, Alfonso Reyes, Dani Romero, Javier Imbroda, Sergei Babkov, Manel Bosch y Nacho Rodríguez, ayer. / Carlos Preill
  • Jugadores del Unicaja del 95 recuerdan anécdotas de aquella etapa mágica

Si no fuera por la mala calidad de la imagen, el antiguo logotipo de La 2 y la narración de Ramón Trecet, cualquiera diría que el partido que estaban viendo en una pantalla un grupo de aficionados del Unicaja era en riguroso directo. Porque los espectadores celebraban cada triple, cada robo, como si estuviera en juego un título. Ylo estaba. Solo que 20 años atrás.

El acto que ayer celebró el Unicaja para conmemorar los 20 años de aquel subcampeonato de 1995 estuvo cargado de nostalgia, de recuerdos y, sobre todo, de buenas sensaciones. Eso es lo que transmitían los ocho representantes de aquel mítico equipo que se volvieron a juntar dos décadas después para ver –algunos por primera vez– el cuarto partido de la final entre el Unicaja y el Barcelona que pasó a la historia como la del triple de Ansley, un tiro que no entró y que hubiera supuesto el primer título de Liga para el club malagueño. Manel Bosch, Nacho Rodríguez, Alfonso Reyes, Dani Romero, Antonio Álamo y Sergei Babkov, además del técnico Javier Imbroda y el médico Diego Montañés se reunieron ayer, por iniciativa del club, para contar anécdotas y responder preguntas de los aficionados sobre aquella temporada.

La presencia del ruso Sergei Babkov, uno de los tres extranjeros de la plantilla -ni Ansley ni Miller han viajado finalmente a Málaga- fue uno de los grandes atractivos de la cita. «'Bob', estás más fuerte. Ahora podrías jugar de pívot», bromeaban Reyes y Nacho Rodríguez. «Bueno, creo que ahora todos podríamos jugar de pívot», comentaban sobre los kilos de más que habían ganado con los años. Babkov, que tiene casa en la Costa del Sol y que acudió acompañado de su familia, volvió a agradecer el cariño que la gente le sigue teniendo en Málaga: «Después de 20 años, todavía hoy entro en un restaurante y la gente me dice 'Hola, Bob'. No se olvidan de mí», aseguró. El escolta relató, como ya hizo en una entrevista con SUR en 2013, que rechazó una oferta de los Milwaukee Bucks de la NBA justo antes de llegar al Unicaja. «Tenía firmado un contrato con el Unicaja y dije que iría a Málaga. Estoy feliz por tomar esa decisión», dijo ante un público expectante, que no llenó la sala (menos de cien espectadores).

El secreto del éxito

Se les preguntó a los jugadores cuál fue el secreto de esa plantilla, que puso contra las cuerdas al todopoderoso Barcelona. Manel Bosch, alero de fina mano zurda que ahora es agente de jugadores, fue el que mejor lo definió: «Se produjo algo mágico, una unión de la plantilla especial. Había broncas entre nosotros en los entrenamientos o en los partidos, pero nadie se lo tomaba a mal. Porque lo que queríamos todos era ganar. No pensábamos de forma individual, sino como equipo. Si alguien salía de juerga más de la cuenta, se le decía 'hoy no'», comentó.

Babkov abraza a Imbroda.

Babkov abraza a Imbroda. / Carlos Preill

«Éramos amigos y además había talento», matizó Alfonso Reyes, hoy en día presidente de la Asociación de Baloncestistas Profesionales. «En la actualidad, podemos estar mucho tiempo sin hablar. Pero levantamos el teléfono y parece que fue ayer», explicó. «Además, hubo una comunión con el público espectacular, algo que me gustaría que se recuperara para el baloncesto actual», dijo. «Con esa temporada empezamos algo grande en el club, que pervive hoy en día», resaltó. «Es que nos lo pasábamos muy bien», opinó el malagueño Dani Romero. «Hasta las esperas en el aeropuerto se nos hacían cortas. El fallo de Ansley le ha dado a aquella temporada una mística especial. ¿Hubiera cambiado algo que el triple entrara? Bueno, tendríamos un título más. Pero el recibimiento, la reacción de la afición, hubiera sido la misma».

Los pitos del Palau

Javier Imbroda, el técnico que llevó a ese modesto grupo de jugadores a lo más alto, insistió en el trabajo que había detrás: «No éramos un equipo llamado a estar ahí arriba. Y detrás de esa gloria hubo mucho esfuerzo, lágrimas y disciplina», afirmó el técnico, que quiso hacer partícipe del éxito a todo el cuerpo técnico de esa temporada 1994-1995. Nacho Rodríguez, el base titular del equipo, relató cómo el Unicaja se fue ganando el respeto de todos en la ACB. «En el primer partido de la final en Barcelona, el público local nos recibió con aplausos, como pensando: 'Pobrecitos, la que les va a caer'. Ya en el segundo hubo silencio. En el último y decisivo partido, la pitada del Palau fue espectacular».

«Es que dábamos miedo», comentó Bosch. «Parecíamos invencibles, Ciudad Jardín era un fortín. ¡Si hasta había gente que movía las canastas en los tiros libres!», comentó Bosch. «Yo después me fui al Barcelona y allí gané la Liga. La plantilla salió a la calle a celebrarlo y allí habría cien personas para recibirnos. En Málaga el año anterior, tras perder la final, había centenares de personas en el aeropuerto a las tres de la mañana. Fue el momento más intenso de mi carrera», concluyó el catalán.