Malaga CF

La cuesta de enero para Lafayette

Lafayette se calienta las manos antes del comienzo de un partido con el Unicaja.
Lafayette se calienta las manos antes del comienzo de un partido con el Unicaja. / Álvaro Cabrera
  • El estadounidense, fichado como primer base, casi no juega y podría abandonar el equipo si su situación no cambia

Subsanado el gran problema que el Unicaja tenía en el juego interior tras la llegada de Omic, al conjunto malagueño se le presenta otro galimatías, y no precisamente menor. El pobre rendimiento de Oliver Lafayette hasta el momento está suponiendo un lastre. El problema con el base no es nuevo, y se puede decir que viene de lejos, pues no ha estado a la altura de lo que se esperaba de él desde que comenzó la temporada. La diferencia es que ahora Joan Plaza lo ha sentenciado. Casi no juega y es el último en la rotación junto al canterano Viny Okouo.

«Lafayette es un jugador al que había entrenado en el Zalguiris, lo había tratado de incorporar ya otro año. Conoce la Liga ACB y al entrenador. Él ama el estilo de vida español, con treinta y tantos tiene ya bastante criterio... Lo vemos como nuestro capitán de barco, nuestro ‘alma mater’». Así definió Plaza al base estadounidense al comienzo de la temporada. Sin embargo, el nivel del Lafayette al que él dirigió en el Zalguiris está lejos del de ahora.

El distanciamiento entre el entrenador y el jugador se ha ido evidenciando con el desarrollo de los partidos y también en las declaraciones del técnico. En diciembre todavía le daba un margen de confianza y respondió así cuando se le preguntó por su rendimiento. «Espero que no se rinda y salga a flote. Es una persona que condensa habilidades de otros compañeros, y depende de él que juegue más minutos que serán importantes para nosotros». Pero esa reacción no llegó y sus siguientes declaraciones fueron más duras.

«Estará cuando tenga que estar. No puedes tener 12 estrellas en el equipo. Necesitas gente que te haga buen balance, que se entrene bien, que sea capaz de jugar y de no jugar. Los jugadores sólo entienden dos lenguajes, el de los minutos y el del banquillo. Estar en el banquillo te puede ayudar luego a dar un salto adelante», dijo al ser cuestionado por el que en agosto era el «capitán del barco».

Este malestar del técnico se ha hecho patente en la cuota de minutos de Lafayette. En Zaragoza sólo jugó cuatro minutos, y su media en el mes de febrero no es la de un base titular, con sólo seis minutos, y ante el Murcia, hace dos jornadas, se quedó en blanco, y sus números no son mejores en la Eurocup. En la segunda fase de la competición europea también está pasando inadvertido.

La historia se repite así en el Unicaja una temporada después. La campaña anterior, el pobre rendimiento de Nedovic como base forzó a Plaza a tirar de Alberto Díaz. Ahora el malagueño con más galones está asumiendo esta responsabilidad con brillantez y naturalidad.

La clave está en ver cuánto aguantará Plaza y cuánto aguantará el propio Lafayette. El entorno del jugador reconoce que es una situación difícil de manejar y a la que habrá que buscarle una solución; es decir, que podría ser una salida del equipo. Sin embargo, tras la incorporación de Omic, todavía con N’Diaye en la plantilla y el juicio con Trevor Mbakwe por aclararse, parece difícil que el Unicaja mueva ficha, salvo que sea un intercambio por otro jugador.

En este sentido, el secretario técnico del club, Carlos Jiménez, afirmó la semana pasada que el Unicaja no se planteaba más cambios en la plantilla cuando se presentó a Omic. Pero, claro, antes de la llegada de este tampoco se estaba buscando un pívot...

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