Malaga CF

El varapalo en la Copa agrava las dudas sobre el proyecto del Unicaja

Omic y Koponen pelean por un rebote en el partido del viernes.
Omic y Koponen pelean por un rebote en el partido del viernes. / ACB Photo
  • Sin un patrón de juego reconocible, el equipo confirma la irregularidad e incapacidad para competir al más alto nivel

Hace sólo una semana y media uno de los máximos responsables del Unicaja mostraba en privado sus dudas sobre la situación del equipo. «Jugamos peor que al comienzo de la temporada», dijo. Horas antes del partido contra el Barcelona en la Copa del Rey, el mensaje que salía del cuerpo técnico que encabeza Joan Plaza era el opuesto. «Este equipo tiene un gran potencial y todavía no lo ha mostrado», se aseguraba. Entre estas dos declaraciones medió el partido contra el Real Madrid, lo que explica las distintas versiones. Efectivamente, el primer interlocutor parecía tener una visión más acertada sobre la situación del equipo.

La decepción por la actuación del Unicaja en la Copa ahonda en las dudas sobre el proyecto para esta temporada. Esa irregularidad, los altibajos, la continua alternancia entre derrotas y victorias sin capacidad para competir y partidos de gran impacto no son las características que deben presidir un equipo sólido y con aspiraciones. Pasado el ecuador de la temporada, efectivamente no se adivina un estilo de juego asentado en el Unicaja, que depende en exceso de la inspiración de su mejor hombre, Nedovic.

Resulta llamativo que el cuadro cajista tiene en sus filas a tres de los jugadores que en mejor forma acabaron la temporada anterior. Uno es el escolta serbio; los otros dos, Musli y Omic, primer y sexto jugador mejor valorados hace unos meses en la Liga, y que ahora parecen jugadores ramplones. Antes destacaban y ahora no. ¿Qué les ha pasado? ¿Donde está el problema? Quizá la explicación haya que encontrarla en la propia estructura del equipo, en la confección de la plantilla, cuyo desequilibrio se evidencia a estas alturas de la temporada.

El ejemplo más claro hay que encontrarlo en la situación de Lafayette, que ya no cuenta para Plaza, a pesar de que llegó como líder y reemplazo de Stefan Markovic, repudiado por el entrenador entonces y que ahora brilla lejos de Málaga.

Desorden en los roles

El paso por el torneo copero ha confirmado el desorden en la asignación de roles dentro de la plantilla, con varios jugadores cambiados de posición, algo que está perjudicando el juego de hombres como Smith, Fogg e incluso el propio Alberto Díaz, con los dos primeros perdidos en el puesto de base. Plaza trata de mantener el discurso y su apuesta por una serie de jugadores, pero los resultados y la dinámica del equipo le quitan la razón. La Copa también era una buena oportunidad para él. El técnico ha ido perdiendo apoyos en el seno del club ante los pobres resultados de las dos últimas temporadas. Conocidos son los rumores que circulan en los mentideros baloncestísticos sobre el futuro del banquillo del Unicaja (Mrsic, Vidorreta y Katsikaris). Las agencias de representación comienzan ya a posicionar a sus candidatos. Una buena actuación en la Copa habría reforzado la figura de Plaza ante el consejo de administración y también frente a la afición, desencantada con el entrenador al que idolatró con toda justicia en sus dos primeras temporadas.

Con tres meses por delante hasta la fase por el título, y pendientes de ver qué pasa en la Eurocup, el Unicaja tendrá que mejorar mucho para revertir la situación. La temporada pasada, después de no jugar la Copa y perder nueve de los 17 partidos de la primera vuelta, reaccionó y en el segundo tramo de la Liga firmó un balance de 12 triunfos y 5 derrotas. Sólo un cambio tan radical le permitiría enderezar una temporada que se ha torcido mucho demasiado pronto.

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