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TIRO LIBRE

Despacito

PEDRO RAMÍREZ

Domingo, 30 de abril 2017, 08:54

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Una cosa son los objetivos que nos proponemos cuando empezamos el curso, un nuevo año o la temporada y otra cosa son los que cumplimos. Sin embargo, el Unicaja, a día de hoy -muy pocos podrían decir lo mismo- ya ha cumplido el suyo: obtener plaza en la Euroliga o, lo que es lo mismo, estar entre los 16 mejores equipos de Europa en la 2017-2018 ¡Todo un sueño! Siempre y cuando no lo evite el ingenioso Bertomeu, sacando una de esas normas que siempre tiene guardadas en la manga, ¡el efecto del Brexit o el pacto entre Le Pen y Dupont-Aignan ganando las presidenciales francesas.

Por eso a estas alturas, con el trabajo hecho pero con mucho en juego en la Liga ACB, pueden ocurrir aún muchas cosas. Y, como pasa siempre a estos niveles de competición, va a depender mucho de cómo afronte el equipo emocionalmente estos últimos compases de la temporada.

La ausencia de presión para el Unicaja es un arma de doble filo de imprevisibles consecuencias, de tal modo que si el equipo es capaz de mantener la concentración y la ambición necesarias en la Liga, puede aspirar a llegar muy lejos, o por el contrario si hay una falta de motivación o el equipo se conforma con lo conseguido hasta ahora podría traer consigo cierta relajación y perder en alguna medida para entonces esa capacidad de superación que lo ha catapultado al éxito en la Eurocup. Porque no puede haber un rival más duro que aquel que, pleno de confianza, va a por todas y no tiene nada absolutamente que perder. Por eso, a día de hoy, nadie quiere un cruce de &lsquoplay-off&rsquo con el Unicaja, una gran oportunidad que no se presenta todos los días y la que, estoy seguro, jugadores y por supuesto entrenadores no van a querer dejar escapar.

En cualquier caso, lo que sí parece inevitable es que los dirigentes del club, cuerpo técnico, prensa y afición después de lo de Valencia miran de reojo, o de frente ya, a la próxima temporada, con una Euroliga que se presenta tremendamente exigente tanto por el nivel de los equipos participantes como por los condicionantes que conlleva el actual formato de competición. Por eso ya hemos oído hablar de la necesidad de poder contar un mayor presupuesto que permita afrontar con garantías la temporada en todas sus competiciones, con una mayor solvencia y profundidad de la plantilla, para que no se pague un peaje en la Liga ACB y para que no acabe todo esto en una paso efímero por la primera competición continental. Y tampoco podemos olvidar, como aquí cada uno va por libre, las nuevas ventanas que en mitad de la Euroliga y la liga ACB pretende abrir la FIBA para las selecciones, que castigarán física y psíquicamente a los propios jugadores, la gallina de los huevos de oro.

Pero los finales felices nunca están asegurados y siempre quedarán por escribir, dependen muchas veces más de las acciones y de la adecuación de todos los actores a cada envite de la vida que a los caprichos del destino.

Todo se verá, o como decía la canción «poquito a poquito &hellip».

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