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Nedovic, Rosa, Suárez y Okouo, abatidos al final del encuentro con el partido ya perdido. Fernando González
El Unicaja fracasa en su gran objetivo

El Unicaja fracasa en su gran objetivo

Cierra una decepcionante temporada con la eliminación en cuartos ante el Baskonia tras un pésimo final de Liga por el paso atrás de los jugadores y las diferencias con el entrenador

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Miércoles, 30 de mayo 2018, 00:32

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El proyecto deportivo del Unicaja ha colapsado. El equipo malagueño confirmó ayer el fracaso al no conseguir el gran objetivo que se había marcado para esta temporada: regresar a la Euroliga logrando una plaza por la vía de la Liga ACB. No tuvo respuesta ante un Baskonia superior y se despidió a las primeras de cambio de los 'play-off'. Lo peor es que no ha sorprendido. El triste desenlace de ayer se veía venir desde hace un mes; es decir, precisamente desde que finalizó su participación en la Euroliga. La bajada de brazos de algunos jugadores, la falta de tensión competitiva y las diferencias de varios profesionales con el técnico, Joan Plaza, se han juntado para dar al traste con la meta que se había fijado el club.

El golpe es monumental en todos los sentidos, deportivo y económico. Si hace dos temporadas una decisión de la Euroliga lo dejó fuera del nuevo formato de competición –para la que logró clasificarse el año pasado tras lograr la Eurocup–, ahora no hay culpables externos. Los problemas y las causas del descalabro han estado dentro del equipo, dentro del vestuario, en la pista y en el banquillo.

El revés es más importante, si cabe, pues hasta tres conjuntos sin licencia A de la Euroliga quedaron por delante (Gran Canaria, Andorra y Valencia), por lo que toca asumir la nueva realidad: el descenso a la segunda división europea. Ahora sí. El estatus en la Liga también se ha perdido, y eso preocupa más. Proyectos pujantes en lo económico como el canario y el valenciano, y el andorrano en lo deportivo, han superado al del Unicaja.

Al comienzo de la temporada, pese al caramelo que suponía participar en una Euroliga que a día de hoy es la mejor competición que se celebra en Europa, se insistió en que la Liga era la prioridad, pues era el camino más directo para regresar a la Euroliga. Pero la realidad es que el Unicaja nunca ha estado centrado en el torneo nacional. Competir ante los mejores pasó factura casi cada fin de semana, por el bajón que suponía para los jugadores medirse a equipos 'menores'. Se sufrió para llegar a la Copa, también para alcanzar la fase por el título, y como consecuencia de ello, no se logró una plaza como cabeza de serie. Esto obligó ya a alcanzar la final para hacerse con ese billete para la Euroliga. Demasiados problemas.

Entretanto, el tramo final de la temporada escupió el enorme desgaste que hay en el vestuario a nivel físico y mental. Sin el escaparate de la Euroliga, las piezas clave del equipo levantaron el pie del acelerador. El grupo que se caracterizó por pelear cada partido hasta el final, a pesar de caer en muchos finales igualados, cayó de forma bochornosa en Gran Canaria, e inesperadamente en casa frente al Zaragoza. No supo recuperarse tampoco contra el Joventut y demostró que ahora está a años luz del Baskonia, el mismo rival al que había tuteado no hace mucho.

La recta final de la temporada también trajo la incertidumbre al vestuario. Muchos jugadores tienen su futuro en el aire y esto también ha influido en la desconexión. El club adoptó una actitud contemplativa. No se movería hasta saber si tendría Euroliga o Eurocup, porque el escenario económico es distinto. Esta demora dio pie a más rumores, más dudas entre los jugadores y, por consiguiente, más incertidumbre. La millonaria propuesta del Milán a Nedovic descentró a la estrella del Unicaja, y el equipo, sin su principal sustento, se volvió vulgar.

Desplome final

El trajín de partidos europeos y de Liga minimizó la convivencia, que aumentó tras el fin de la Euroliga. Se acentuaron algunas diferencias. Joan Plaza es un entrenador muy exigente y eso provoca un fuerte desgaste en el día a día e incluso en las relaciones personales. Se afanó el técnico en sus comparecencias en destacar que él iba a dar siempre el máximo. «Voy como una puta moto», llegó a decir. Y reclamó que los jugadores se centrasen en el objetivo común. Ha sucedido casi en cada rueda de prensa del barcelonés.

Sus diferencias con jugadores con peso en el vestuario (como Brooks, Augustine o el propio Nedovic) han trascendido, e incluso amagó con prescindir del primero cuando tuvo el percance en Valencia, pero la prueba en Las Palmas Jean-Charles fue un fiasco. Así que era difícil encontrar una respuesta de los jugadores si no existía conexión con el principal interlocutor. En el seno del club entienden que puedan surgir estas diferencias, también la exigencia a la que Plaza somete a los jugadores, pero también se lamenta que estos no hayan estado a la altura para dar un paso adelante y unirse para luchar por el objetivo deportivo que se jugaba la entidad, regresar a la Euroliga.

El club se encamina a un proceso complejo con cuatro meses por delante hasta el comienzo de la próxima temporada en los que debe tomar grandes decisiones. La primera, afrontar el futuro de Joan Plaza en el banquillo, y la segunda, conformar un proyecto ambicioso para volver a la Euroliga. Lo contrario, con una rebaja del presupuesto o de la ambición deportiva, sólo adelantaría un nuevo fracaso, como este que se acaba de confirmar.

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