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Un tropiezo injustificable (71-63)

El Unicaja cae en la pista del Gipuzkoa Basket en el peor partido en lo que va de temporada

Enrique Miranda

Málaga

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Domingo, 12 de noviembre 2017

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Dos días después de tumbar al Estrella Roja en un sólido partido en la Euroliga, el Unicaja fue una sombra de sí mismo en la Liga Endesa. Perdió en la pista del Delteco Gipuzkoa, recién ascendido y uno de los clubes más modestos de la competición (71-63). No es fácil jugar 48 horas después y mantener el ritmo, la intensidad. Ya se ha hablado mucho de la dificultad de una temporada con un calendario de infarto y con una exigente Euroliga que exprime a los equipos. Es una realidad que no afectará sólo al Unicaja.

Gipuzkoa

Dani Pérez (10), Van Lacke (5), Pardina (12), Fakuade (5) y Norel (13) -cinco inicial-; Agbelese (5), Chery, Clark (14), Swing (5), Salvó (2) y Oroz.

71

-

63

Unicaja

Alberto Díaz, Salín (11), Waczynski (4), Brooks (2) y Shermadini (8) -cinco inicial-; Okouo, McCallum (3), Dani Díez (7), Milosavljevic (5), Nedovic (7), Augustine (2) y Carlos Suárez (14).

  • Árbitros: García, Calatrava y Torres. Bien, sin eliminados.

  • Cancha: San Sebastián Arena, 2.712 espectadores según datos oficiales.

Pero ante la pesadez de piernas, el cansancio o el bloqueo mental hay que tener alternativas. Para eso se hizo una plantilla amplia y se amplió el presupuesto del club. La derrota de ayer es injustificable, no por el resultado en sí –en la Liga Endesa cualquier equipo te puede ganar, con independencia de su presupuesto–, sino por la imagen ofrecida y por la falta de actitud e ideas que mostró el equipo malagueño. Fue el peor partido del cuadro de Plaza en lo que va de temporada, que durante gran parte del choque deambuló por la cancha como pollo sin cabeza. La diferencia abismal que hay entre las dos plantillas no sirvió para que el Unicaja sacara provecho de ninguna de sus supuestas ventajas. No hubo buena circulación del balón, el juego interior brilló por su ausencia (algo ya habitual) y el ataque en estático fue un auténtico caos. El Unicaja está acusando el mal momento de juego de sus bases. Alberto Díaz no ha empezado bien la temporada y el equipo le está echando de menos. Y McCallum, que es todo talento, no termina de adaptarse. El resultado es un juego muy pobre en ataque que, cuando no hay contraataques, se limita a la capacidad de Nedovic para generar. Con la artillería que tiene el cuadro malagueño en su plantilla, ayer le costó un mundo superar los 60 puntos anotados.

El problema es doble cuando la defensa, la seña de identidad de este equipo, también hace aguas como pasó ayer, permitiendo canastas bajo el aro, triples liberados y jugadas con dos y tres rebotes ofensivos del rival. Ayer perdió ante el Gipuzkoa Basket, pero hubiera perdido con cualquier otro rival enfrente. Por supuesto, si delante hubiera tenido un equipo de Euroliga, la paliza habría sido de escándalo. El Unicaja se pone con cuatro victorias y cuatro derrotas y tiene que ir pensando en la clasificación para la Copa del Rey que, como suele recordar Plaza, este año estará más cara que nunca. Estas derrotas pueden convertirse en una losa dentro de unas semanas. Mañana visitará Málaga el Zalguiris y no hay tiempo para rasgarse las vestiduras. El Unicaja tiene mimbres, un equipo amplio y jugadores que marcan diferencias. Es pronto para sacar conclusiones definitivas y dictar sentencias, pero ya es hora de ir encontrando cierta regularidad para que la temporada no se convierta en un tiovivo.

Descontrol

El comienzo del partido resultó engañoso. Durante unos minutos pareció el Unicaja del arranque ante el Estrella Roja, con Shermadini anotando por dentro y Salin aún con la muñeca caliente (2-9). Pero fue un espejismo, porque el Gipuzkoa Basket tuvo paciencia y fue capaz de meterse poco a poco en el partido. El susto del primer cuarto lo dio Nedovic, que recibió un fuerte golpe en el hombro izquierdo y se retiró con muestras de dolor. El impacto en el mismo hombro que lo dejó fuera del Eurobasket este verano encendió todas las alarmas, aunque pudo volver a la pista. El Unicaja se impuso en el primer cuarto (17-21), pero en el segundo cuarto las dudas del cuadro malagueño ya eran evidentes. Un gran arranque de Daniel Clark, con 11 puntos consecutivos, le dio alas su equipo. El acierto exterior del conjunto donostiarra y el buen trabajo en el rebote hicieron que se fuera al descanso con ventaja (37-36).

Se esperaba una reacción visitante tras el descanso, pero lo que llegó fue un punto más de descontrol. Por momentos dolía ver al equipo jugar así. La ansiedad iba creciendo poco a poco en el conjunto de Plaza y el Gipuzkoa veía la oportunidad de tumbar a un grande en su casa.

Al conjunto malagueño le costó ayer un mundo superar la barrera de los 60 puntos

El intercambio de canastas favorecían a los locales, que entraron en el último periodo con ventaja (52-50). En el último cuarto continuó el despropósito. La casta de Suárez, de los pocos que se salvó ayer, hizo que al menos se llegara a un final igualado (62-60, a falta de dos minutos). Pero ahí decidió Norel, el jugador más en forma de la Liga Endesa. Primero provocó el fallo de Augustine y después anotó en el poste bajo (65-60). Quedaba aún más de un minuto para remontar, pero el conjunto de Plaza no estaba ayer para heroicidades. El Gipuzkoa Basket terminó ganando por 71-63 en un partido para olvidar.

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