Malaga CF

El talento se machaca en Los Guindos

Los canteranos del Unicaja, realizando uno de los ejercicios de bote en Los Guindos.
Los canteranos del Unicaja, realizando uno de los ejercicios de bote en Los Guindos. / Álvaro Cabrera
  • El Unicaja reúne en un campus a los canteranos que tienen más opciones de llegar a ser profesionales

  • Bajo la dirección de Antonio Herrera, ayudante de Plaza, los jóvenes aprenden la dinámica de trabajo del primer equipo

Las instalaciones del Unicaja en Los Guindos suelen ser un hervidero de niños, padres, jugadores y entrenadores durante gran parte del año. Pero ahora, en plenas vacaciones de verano, están prácticamente desiertas. Algunas canastas están ocupadas por exjugadores del club que siguen vinculados a Málaga y que no quieren perder la forma durante la época estival, como Guille Rubio o Richi Guillén, pero el resto de las pistas están solitarias. En esta época, la actividad está más en los despachos que en el parqué.

Solo la pista central de Los Guindos permanece con una actividad inusual para estas fechas. «Vamos, una vez más, mirando al frente», se escucha de voz de uno de los técnicos que está sobre la cancha. Los jugadores se esfuerzan por realizar correctamente una serie de ejercicios que son mucho más difíciles de lo que aparentan: botar dos balones a la vez con cierta intensidad, recoger el balón que sale rebotado de una red, coordinar movimientos con una pequeña pelota... Los alumnos no son precisamente chavales que se estén iniciando en esto del baloncesto; algunos de ellos ya han jugado en la ACB e incluso en la Euroliga y otros son dominantes en sus categorías, ya sea en LEB o en torneos júnior. Todos tienen un elemento en común: el Unicaja considera que son los mejores proyectos de jugadores profesionales que hay en Málaga.

Trabajo físico y técnico

Una decena de jugadores participa durante este mes en el campus de tecnificación que dirige Antonio Herrera, técnico asistente de Joan Plaza en el Unicaja, y que este año cumple su tercera edición. Se trata de una iniciativa destinada a los jugadores jóvenes más destacados de la cantera para que tengan un trabajo extra tras la temporada y que puedan perfeccionar detalles de su juego con un sistema de trabajo más próximo a la primera plantilla que a los equipos de cantera. Con ellos no solo trabaja Herrera, también Diego Vázquez, preparador físico del primer equipo o Chiki Gil, técnico ayudante del Clínicas Rincón. «Entendemos este campus como un premio, un regalo que el club le hace a los jugadores jóvenes más destacados, que les va a permitir durante un mes hacer un trabajo personalizado en la dinámica de un equipo de la ACB y mejorar su juego», explica Herrera, muy implicado todo el año con el trabajo de cantera. Según comenta el técnico sevillano, el campus tiene cuatro bloques u objetivos esenciales: mejorar la preparación física, afianzar el manejo del balón, trabajar en la lectura del juego y en la toma de decisiones y asimiliar las pautas defensivas del primer equipo.

Cadetes y profesionales

Este año, por la ausencia de algunos habituales de estos entrenamientos como Cristian Uta o Karahodzic, ambos con sus selecciones, el grupo de trabajo –de no más de una decena de personas– es más variopinto que otros años. En Los Guindos trabajan ya jugadores integrados plenamente en una dinámica ACB, como Alberto Díaz, Morayo Soluade o Viny Okouo, con otros con un papel protagonista en el Clínicas Rincón como Romaric y varios miembros de las plantillas júnior (Jesús Castillo, Luis García, Ablaye Sow o Ignacio Rosa) y cadete del club (José Luis Ibáñez o Morgan Stilma). «Por supuesto, el nivel de exigencia no es el mismo para un cadete que para un jugador que esté ya en el primer equipo», dice Herrera. «En el caso de los ACB, Joan Plaza quiere que mejoren unos aspectos concretos, como puede ser el juego al poste bajo o el pase de Viny o la amenaza con la mano izquierda de Alberto».

Todo este trabajo del campus se hace en coordinación de los responsables de cantera del club (Ramón García y Paco Aurioles) y también con los entrenadores de los diferentes equipos inferiores. Al final, Herrera realiza un detallado informe de cada uno de los jugadores, con los aspectos que ha trabajado, los que necesita mejorar, un informe físico y una valoración final, que servirá para analizar si ese jugador tiene realmente potencial para la ACB. Ese informe lo recibe Plaza, pero también los respectivos técnicos de cantera, para que durante la temporada se trabaje en esa línea. El campus también sirve como filtro: «Aquí se puede perfilar un poco si el jugador tiene capacidad de crecimiento, si tiene el nivel suficiente de concentración y de motivación para seguir dando pasos en su trayectoria. También nos vale para poner a prueba a jugadores nuevos jóvenes en los que el club pueda estar interesado», afirma Herrera.

Después de un par de horas de intenso trabajo, termina la sesión. Pero solo en lo que respecta al trabajo con balón. «Venga, ahora a la playa», grita Diego Vázquez. El preparador físico aún les dará una última paliza sobre la arena de La Misericordia. Para llegar a la ACB hay que sudar mucho.