En sólo unos días los aficionados del Unicaja han visto cómo Domantas Sabonis y Álex Abrines participaban en el All Star de la NBA, cómo Ognjen Kuzmic era nombrado mejor jugador del mes de enero en la Euroliga, y que Francis Alonso se consagra en Estados Unidos como uno de los mejores jugadores universitarios del momento. Todos estos nombres tienen en común que se formaron en Los Guindos, donde cada día entrenan el equipo júnior que jugó la final del torneo de la Euroliga en Coín, y el infantil que peleó por el triunfo en la Minicopa.
Como se puede comprobar, a la cantera del Unicaja no le faltan argumentos para defender que es la mejor de España, obviando el caso del Real Madrid, que realiza auténticas selecciones mundiales para fortalecer a sus equipos inferiores y dominar las categorías de base. Sin embargo, pocos han sido los canteranos que han logrado asentarse en la primera plantilla del Unicaja. Y todo esto sin mencionar que otros tres que compiten en equipos de la Euroliga como son Lima, Freire y Faverani, o los que como Pozas y Todorovic están asentados en la Liga Endesa, al igual que Okouo y Alberto Díaz en la primera plantilla cajista
Es habitual escuchar por boca de muchos aficionados el deseo de contar con más canteranos en el Unicaja. ¿Pero es esto posible y seguir siendo competitivos? Para llegar a este punto antes conviene saber qué se hace en Los Guindos para producir un jugador de élite, aunque luego no la alcance. Para responder a esta pregunta, SUR contactó con el director de la cantera del Unicaja, Ramón García.
«Todo lo que se hace aquí se hace pensando en el futuro y en el primer equipo, nunca en los resultados o la competición en la que jugamos. Ganar a todos nos encanta, pero no es ese el objetivo final. A nosotros se nos va un niño al Real Madrid este verano, y allí juega de ‘cinco’, y aquí lo tenía prohibido, porque queríamos formar a un alero para el primer equipo. Así es cómo trabajamos. Cuando salgan de la cantera, ni los entrenadores ni el director tenemos potestad para más. Luego hay otras personas y un secretario técnico que son los que deciden lo que se hace con esos jugadores cuando finalizan su ciclo de formación», explica. García recuerda que los casos como los de Abrines y Domantas Sabonis son contados. «Ese tipo de jugadores salen muy de vez en cuando. Son elegidos».
Precisamente la competencia de las universidades estadounidenses ha impedido que haya más caras locales en el Unicaja. A la NCAA se marcharon Francis Alonso, Rubén Guerrero y el propio Sabonis. Además, el club optó la temporada pasada por prescindir de un equipo en categoría LEB, lo que dificultad ese salto a la ACB, que ahora es enorme teniendo en cuenta que el primer equipo de la cantera es el conjunto júnior. De la LEB salieron Pozas, Díaz, Todorovic, Okouo y Kuzmic, Karahodzic, Romaric o Soluade, cedido al Manresa, por poner algunos ejemplos.
Nacionales y andaluces
Hace dos temporadas el Unicaja cambió su política y decidió no incorporar más africanos y reducir la llegada de jugadores europeos. Se apostó por el producto nacional, concretamente por el andaluz, el mejor ejemplo es Rubén Domínguez, la sensación de la Minicopa, o el internacional Ignacio Rosa, ambos gaditanos, o Pablo Sánchez, de Linares (Jaén). «Todos los andaluces de máximo nivel que queremos están en Málaga, es algo que estamos consiguiendo», insiste Ramón García.
En este sentido, el Unicaja maneja ahora un par de generaciones de jugadores que en pocos años puede marcar una época, con proyectos interesantes en categoría cadete, infantil y júnior, quizás capaces de derribar la puerta del primer equipo. Aunque en este último paso también tiene mucho que ver el perfil del entrenador de los profesionales y del presupuesto. El mejor ejemplo de esta pujante generación es el conjunto que dirige Manolo Bazán, subcampeón de la Minicopa, donde llamó la atención por la calidad de su juego colectivo. Este estilo es homogéneo en todos los equipos , gracias al trabajo de los entrenadores, algo que destaca Paco Aurioles, director técnico de la cantera desde la pasada campaña.
«Tratamos que el juego de los equipos sea alegre, intenso y solidario. Nuestra apuesta es la de formar jugadores polivalentes, comprometidos y con talento. Queremos unificar qué tipo de valores daremos a los niños durante la formación para que puedan llegar al primer equipo. Ahora es fácil tener un modelo, porque tenemos a Alberto Díaz, que reúne todas las características en las que los más jóvenes deben fijarse», explica Aurioles, que también dirige al equipo júnior finalista del torneo de la Euroliga en Coín.
La inversión en las instalaciones de Los Guindos, renovadas de punta a punta el pasado año, añade valor a la apuesta por las categorías inferiores. «A día de hoy no hay algo igual en España», recuerda Aurioles, que puntualiza que el afloramiento de jugadores con nivel para el primer equipo es algo cíclico. «Los últimos resultados nos indican que vamos en la buena dirección, pero esto depende de las generaciones que manejemos y las que manejen el resto de equipos. En cualquier caso, el éxito de todo este trabajo será colocar algún jugador en el primer equipo», recalca Aurioles. Y esto, a corto plazo, sin equipo LEB es más complicado.
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