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Miércoles, 31 de octubre 2018, 00:38
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Cuando el Unicaja planifica el equipo de cada temporada siempre tiene que tener en cuenta, además del apartado económico, dos variables: las plazas obligatorias de jugadores considerados de formación (los famosos cupos) y las plazas libres de extracomunitarios (normalmente estadounidenses). Sin embargo, la normativa en otros países es bien distinta y da lugar a situaciones como las que se produjeron en el choque de la semana pasada ante el Unics Kazán o como la que se va a vivir esta noche en el duelo ante el Fiat Turín (20.30 horas).
Eurocup. Jornada 5. Grupo D. Cancha: Palavela. Hora: 20.30 (En directo sólo por Internet. Teledeporte lo ofrecerá a las 00.30 horas en diferido)
Entre los dos rivales del equipo malagueño tienen en sus filas a un total de doce jugadores extracomunitarios, todos de raza negra, además de un senegalés. Esto no tiene por qué condicionar el juego o los resultados, pero sí que puede influir en algunos aspectos. Por ejemplo, en el partido contra el Unics, uno de los detalles más llamativos fue la evidente superioridad física del equipo ruso, algo que condicionó al Unicaja, incapaz en muchos momentos de superar la defensa rival. En el arranque de la segunda mitad, el cuadro malagueño dispuso un quinteto íntegro de jugadores blancos (Fernández, Salin, Waczynski, Wiltjer y Shermadini), que se enfrentó a uno formado por cuatro estadounidenses más Ndour, senegalés formado en Estados Unidos.
Esta diferencia en la confección de las plantillas se explica por las normativas que rigen las distintas ligas europeas. En el caso de Italia, esta temporada entró en vigor el sistema de 6+6 que obliga a tener en las plantillas a seis jugadores nacionales, y da libertad para completar el equipo bien con extracomunitarios o con europeos. Parecido es el sistema en Rusia, pero en los torneos europeos como la Eurocup no hay restricciones, por lo que si el club puede permitírselo, tiene una nómina más amplia de extranjeros. El Unics sólo inscribió cuatro rusos en el duelo contra el Unicaja, por ocho extranjeros, seis de ellos extracomunitarios.
Esta última configuración, la de ocho extranjeros y cuatro nacionales, es habitual en la ACB, donde sólo es obligatorio contar con cuatro seleccionables o cupos de formación, con la salvedad de que sólo se permiten dos extracomunitarios. Los jugadores del Unicaja son conscientes de esta situación, aunque no le dan demasiada importancia, tal y como explica el capitán cajista, Carlos Suárez. «Está claro que el físico es muy importante, pero no lo es todo en el baloncesto. Hay que ser listo. Si se conjugan las dos cosas, mejor. Últimamente se está haciendo una apuesta por el físico, es cierto. Siempre he dicho que en los grandes equipos siempre hubo buenos jugadores nacionales, porque tienen más arraigo al club y a la ciudad. Son los que aprietan en los momentos malos, y no que cada uno mire por sus intereses, que es algo que suele ocurrir en estos equipos plagados de americanos. Hacen su baloncesto y no suelen pensar en el equipo», comenta Suárez a SUR.
Esta alta demanda de jugadores estadounidenses en determinadas ligas también provoca un efecto negativo por exceso, pues los realmente buenos o se quedan en la NBA, incluso en la Liga de Desarrollo, o recalan en equipos punteros europeos. El resto carecen de la calidad que se les presupone y generan falsas expectativas. Sin embargo, en muchas ocasiones para los clubes resulta más barato fichar a un americano que a un europeo o un nacional, cuyo caché en España se dispara por la normativa de cupos. Precisamente por esto los clubes reclaman cambios en el actual convenio. Es cuestión de timpo.
El rival del Unicaja hoy, el Fiat Turín, encaja con este perfil e incluso con su estilo de juego, algo anárquico que antes comentaba Suárez. La tendencia en España, por contra, es la opuesta. Los clubes importantes como el Real Madrid, Barcelona, Valencia o Gran Canaria tienden a aglutinar un núcleo duro de jugadores nacionales. Alberto Díaz, que siguió el choque ante el Unics en el banquillo lesionado, apuntó un detalle interesante: «No nos impone que haya más o menos extranjeros, pero la dureza física sí que es mayor, esvidente, pero también son más individualistas. Por temas de defensa en equipo es más uno contra uno y podemos ayudar mejor que con equipos que juegan un baloncesto más elaborado. Tienen más talento individual que colectivo, son más agresivos, pero tácticamente tratamos de igualarlos».
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